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Inspírate con Constanza Losada: la primera mujer en liderar Pfizer México
Una líder que llegó a la cima combinando disciplina financiera, visión humana y un compromiso inquebrantable con la salud y la equidad.
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Esta semana, en Inspírate con, conocemos a Constanza Losada, la primera mujer en liderar la filial mexicana de la compañía farmacéutica más importante en el mundo: Pfizer México. Su historia comienza en Buenos Aires, entre el rigor de los números y la inspiración de la medicina, y encuentra su rumbo cuando descubre que la industria farmacéutica puede transformar vidas. Constanza construyó una carrera guiada por propósito, calma estratégica y decisiones difíciles tomadas en los momentos más inciertos, incluido su nombramiento en plena pandemia. Hoy impulsa una cultura de paridad, acceso real a la salud y mentoría dentro de Pfizer, recordándonos que liderar también es abrir camino para que otras puedan avanzar.
Gracias por leernos. Tu visión, tu liderazgo y tu red hacen la diferencia.
— Te quiere ver triunfar: El equipo de Atenea Network
Constanza: Una mujer que lidera desde la calma, el propósito y la convicción de “priorizar sin culpa”.
La historia de Constanza empieza en Buenos Aires. Creció en una familia donde el trabajo tenía un significado claro. Su padre era médico oncólogo y su madre, abogada. Desde pequeña vio dos cosas que marcaron su forma de tomar decisiones: el impacto real que puede tener el trabajo en la vida de otras personas y la importancia de actuar con claridad y responsabilidad.
A pesar de estar cerca del mundo de la salud, eligió estudiar Contaduría Pública. Quería entender cómo funcionan las organizaciones desde adentro: números, procesos, disciplina. Esa preparación, que parecía distante del sector farmacéutico, más adelante se convirtió en una de sus fortalezas.
En 2008 se integró a Pfizer como directora financiera para el Cono Sur. A partir de ahí avanzó hacia roles con mayor impacto: Finanzas para Mercados Emergentes —con presencia en Latinoamérica, África, Medio Oriente, Asia y China— y luego Finanzas para Latinoamérica. En esos puestos aprendió a trabajar con marcos regulatorios distintos, incertidumbre y equipos diversos. La experiencia le dio perspectiva global y un estilo de liderazgo centrado en la calma y la priorización.
El día que llegué a Pfizer sentí ese clic… realmente sentí que ese era mi lugar.
En 2019 asumió la dirección interina del clúster de Centroamérica y el Caribe. Y en abril de 2020, en plena pandemia, fue nombrada la primera mujer en dirigir Pfizer México. Asumió el cargo desde otro país por las restricciones sanitarias, y aun así logró sostener la operación, coordinar decisiones críticas y dar dirección en un contexto donde la claridad era indispensable.
Sin salud no hay nada. No hay crecimiento, no hay desarrollo y no hay bienestar.
Constanza reconoce los retos que enfrentan las mujeres en industrias reguladas. Ha hablado de los sesgos en torno a la disponibilidad, la visibilidad y las oportunidades. También reconoce la importancia del acompañamiento. Dos mentoras dentro de Pfizer —Susan Silberman y Nanette Cosero— fueron clave en su crecimiento, al identificar en ella capacidades que todavía no veía. Esa experiencia explica por qué hoy impulsa estructuras de mentoría, desarrollo y visibilidad para mujeres dentro de la empresa.
Su apuesta por la paridad no es simbólica. Bajo su liderazgo, la planta de Pfizer en Toluca alcanzó más del 50 % de participación femenina, un avance basado en procesos reales, no en declaraciones. También ha sido firme en otro principio: el autocuidado como base del liderazgo.
Ocuparse de uno mismo es ocuparse de los demás… si no estamos bien, es muy difícil cambiar la vida de alguien más.
Su historia muestra una relación clara entre su vida personal y su vida profesional: observar, escuchar, priorizar y avanzar con consistencia. No atribuye sus logros a decisiones impulsivas, sino a identificar lo que la mueve, prepararse y actuar con propósito.
Lo que enseña es simple y útil: el propósito puede aparecer en el camino; la equidad se sostiene con hechos; la mentoría acelera trayectorias; y priorizar sin culpa no es renunciar, es elegir con claridad.
Lecciones que aprendemos de Constanza:
El propósito puede aparecer después; reconocerlo a tiempo cambia tu rumbo.
La calma también es una herramienta para decisiones difíciles.
La formación técnica puede convertirse en ventaja estratégica.
La equidad avanza cuando se mide y se gestiona, no cuando se declara.
La mentoría abre oportunidades que una sola no siempre ve.
Cuidarte es parte del liderazgo, no un extra.
Priorizar sin culpa permite avanzar con claridad y sostener el ritmo.
💭 Para pensar esta semana
¿Qué parte de tu historia podría convertirse en tu propio “clic”?
¿Qué avances podrías lograr si empezaras a priorizar sin culpa?
¿Qué mentoría podrías activar —recibir u ofrecer— para crecer con menos barreras?
¿Quieres aprender e inspirarte de más mujeres como Constanza?
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